RESUMEN DE LA TABLA PERIODICA

La tabla periodica es una herramienta utilizada comúnmente en la química. En ella se disponen todos los elementos químicos en una tabla (de allí su nombre). Estos se ordenan según su número atómico, que es equivalente al número de protones. En este orden le siguen la configuración de electrones y por supuesto, sus propiedades químicas.

Theodor Benfey, filólogo alemán, definió la tabla periódica como ‘el corazón de la química’. Llegó a compararla con la teoría de la evolución fundada por la biología y las leyes de la termodinámica establecidas por la física.

Fue en 1869 cuando Dmitri Mendeléyev hizo pública la primera versión de la tabla periódica. Esta recibió un gran reconocimiento en su momento. Esta tabla fue creada para mostrar tendencias periódicas en las propiedades de los elementos conocidos para esa época. Este basamento partió de las propiedades químicas de dichos elementos.


Mendeléyev logró descubrir algunas propiedades de elementos desconocidos para su época, anticipando su ocupación dentro de los lugares vacíos de la tabla. Tiempo después se logró de mostrar, con el descubrimiento de nuevos elementos, que casi todas sus predicciones eran correctas.


Desde su descubrimiento y hasta nuestros días, la tabla periodica de los elementos ha sufrido evoluciones y ampliaciones, mejorando cada vez gracias al descubrimiento o el sintetizado de nuevos elementos. También ha permitido desarrollar modelos teóricos nuevos que explican el comportamiento químico. La estructura de la tabla periodica conocida hoy en día fue diseñada por Alfred Werner, quien tomo como base la versión de Mendeléyev.


Descubrimiento de los elementos de la tabla periodica

Desde la antigüedad ya se conocía la existencia de algunos elementos como el cobre (Cu), mercurio (Hg), oro (Au), plata (Ag) y plomo (Pb). Sin embargo, el primer elemento químico que se descubrió a través de un proceso químico fue el fósforo (P), durante el siglo XVII, gracias al alquimista Henning Brand.

A lo largo del siglo XVII d.C. se descubrió una gran cantidad de elementos. Gracias al desarrollo de la química neumática se logró conocer los elementos más importantes: los gases, en específico: hidrógeno (H), nitrógeno (N) y oxígeno (O). Durante esos años también se asentaron las bases de la concepción de los elementos. Esta concepción llevó a Antoine Lavoisier a redactar su reconocida lista de sustancias simples, conformada por 33 elementos.

Durante los inicios del siglo XIX d.C., la implementación de la pila eléctrica dentro del estudio de fenómenos químicos permitió conocer nuevos elementos. Estos serían los metales alcalinos y alcalino-térreos. Humphry Davy fue un científico clave en esta tarea. Gracias a ello, ya para 1830 se conocían 55 elementos.

No fue sino hasta la mitad del siglo XIX d.C y gracias a la invención del espectroscopio que se pudo conocer nuevos elementos. La mayoría de ellos recibieron el nombre según el color de su línea espectral característica: cesio (Cs, del latín caesĭus, azul), rubidio (Rb, rojo), talio (Tl, de tallo, por su color verde), entre otros.

A lo largo del siglo XX d.C el estudio de los procesos radioactivos ocasionó un descubrimiento en cascada en una lista de elementos pesados (la mayoría de ellos son sustancias artificiales sintetizadas en laboratorios y su período de estabilidad es muy limitado). Gracias a ello, se pudo llegar hasta los 118 elementos con denominación aceptados por la IUPAC en noviembre de 2016.


Propiedades periodicas y noción de elemento

Como era de esperar, uno de los requisitos indispensables para la construcción de la tabla periódica era el descubrimiento de una cantidad asaz de elementos químicos individuales. Solo así sería posible dar con algún patrón en el comportamiento químico de los elementos y sus propiedades. Luego del primer descubrimiento, durante los dos siglos siguientes se buscó adquirir más conocimiento acerca de estas propiedades. Al mismo tiempo, también se descubrieron nuevos elementos.

Durante el siglo XVIII d.C., se conocía en la química las tablas de afinidad. Estas eran una herramienta que permitía comprender la composición química. Esta tabla de afinidad puede comprenderse mejor en el Tratado elemental de química de Lavoisier. Gracias a esta obra fue posible saber cuáles de las sustancias conocidas para ese momento eran elementos químicos, cuáles eran sus propiedades y cómo aislarlas.

Tanto el descubrimiento de los nuevos elementos químicos como el estudio de sus propiedades revelaron la existencia de ciertas similitudes entre ellos. Viendo esto, los químicos se interesaron más en un modo de clasificarlos.


Tabla periódica de Mendeléyev


El profesor de química, Dmitri Ivánovich Mendeléyev, en 1869 publicó su primera Tabla Periodica en Alemania. Un año más tarde Julius Lothar Meyer hizo pública una versión ampliada y mejorada de su tabla publicada en 1864, basándose en la periodicidad de los volúmenes atómicos en función de la masa atómica de los elementos químicos.

Para esta época, ya se conocían 63 de los 92 elementos que existen en nuestra naturaleza, desde el Hidrógeno al Uranio. Tanto Mendeléyev como Meyer ordenaron los elementos de forma progresiva según su masa atómica.

Estos fueron agrupados en filas o períodos con de diferente longitud, situando los elementos en grupos según la similitud de sus propiedades químicas, como la valencia. Desarrollaron sus tablas creando una lista de los elementos en filas o columnas según su peso atómico y cada nueva fila o columna iniciaba cuando las características de los elementos tendían a repetirse.


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