El Código Morse es un medio de comunicación basado en la transmisión y recepción de mensajes empleando sonidos o rayos de luz y un alfabeto alfanumérico compuesto por puntos y rayas. Aunque este código surgió en el siglo 19, su empleo es perfectamente utilizable hoy en día cuando la existencia de condiciones atmosféricas adversas no permite el empleo de otros medios más desarrollados como, por ejemplo, la transmisión de la voz.
En sus inicios para transmitir y recibir mensajes en Código Morse se empleaba un primitivo aparato inventado en 1844 por Samuel Morse, creador a su vez del propio código que lleva su nombre. Ese aparato constaba de una llave telegráfica de transmisión, que hacía las veces de interruptor de la corriente eléctrica y un electroimán como receptor de los puntos y las rayas.
Cada vez que la llave se oprimía hacia abajo con los dedos índice y medio se establecía un contacto eléctrico que permitía transmitir los puntos rayas del código Morse. Los impulsos intermitentes que se producían al apretar la llave telegráfica se enviaban a un tendido eléctrico compuesto por dos alambres de cobre. Esos cables, soportados por postes de madera, se extendían muchas veces a cientos de kilómetros de distancia a partir del punto de origen de la transmisión hasta llegar al punto de recepción
Vista superior de una llave telegráfica Morse
El primitivo receptor de ese
sistema de telegrafía por donde se oía el sonido de los puntos y las
rayas estaba formado por un electroimán con una bobina de alambre de cobre
enrollada alrededor de un núcleo de hierro. Cuando la bobina recibía los
impulsos de corriente eléctrica correspondientes a los puntos y las rayas, el
núcleo de hierro se magnetizaba y atraía hacia sí una pieza móvil, también de
hierro, que al golpearlo emitía un sonido seco peculiar. Ese sonido era semejante a un “tac” corto
cuado se recibía un punto, o un “taaac” más largo si se recibía una raya. Por
ejemplo, la letra “a” del código Morse, formada por un punto y una raya ( . –
), se oía aproximadamente así: “tac – taaac”.
Con el invento de Marconi del transmisor elemental de ondas
de radio, a partir del año 1901 la transmisión de mensajes por telegrafía se
comenzó a realizar también de forma inalámbrica, adaptándolo al mismo sistema
inventado por Morse. Esa nueva forma de transmisión tenía la ventaja que no era
necesario realizar tendidos de cables a largas distancias, por lo que muy
pronto los barcos se adoptaron esa nueva tecnología para comunicarse entre sí y
con tierra. El “telegrafista” pasó entonces a llamarse “radiotelegrafista”.
La posterior aparición de la válvula de vacío inventada por
Fleming en 1904 y el desarrollo de la válvula triodo inventada por Lee de
Forest tres años después, abrieron la posibilidad de generar ondas de
radiofrecuencia por medios electrónicos. Ese avance tecnológico mejoró en gran
medida la transmisión de mensajes en código Morse por vía inalámbrica,
permitiendo su envío a cualquier confín del mundo.
Con la introducción en el mercado de los transmisores
electrónicos por ondas de radiofrecuencia, el electroimán utilizado hasta
entonces para recibir las señales del código Morse se sustituyó por un
altoparlante o, en su defecto, un par de cascos (audífonos) y el sonido pasó a
escucharse como “beeps” cortos o largos, según fuera un punto o una raya lo que
se estuviera recibiendo. La llave telegráfica de Morse se sustituyó también por
otra llamada "vibroplex bug", inventada en 1903 por Horace G. Martin
que posibilitaba enviar los mensajes con mayor rapidez. El pulsador de esta
nueva llave funcionaba de forma horizontal y se manipulaba haciendo presión
hacia los lados utilizando el dedo índice y el pulgar.
Además de las transmisiones de mensajes que se realizan
empleando sistemas eléctricos o electrónicos, el código Morse permite utilizar
también otros medios más sencillos. Uno de ellos consiste en utilizar una
fuente de luz intermitente, mientras que el otro se basa en producir sonidos
empleando cualquier dispositivo que permita reproducir los puntos y las rayas.
Un ejemplo del uso práctico de esos diversos métodos lo tenemos principalmente
en los barcos, que en determinados casos pueden llegar a emplear cualesquiera
de las posibilidades que se han mencionado.
Por ejemplo, para enviar mensajes empleando una fuente de
luz los barcos se valen de una especie de reflector llamado “blinker”, dotado
de una cortinilla que al abrirse deja pasar los rayos de luz y al cerrarse los
interrumpe. Un rayo de luz corto se entiende como un punto, mientras uno más
largo es una raya. A la derecha se puede ver un blinker transmitiendo un S.O.S.
pidiendo auxilio. La formación de esas siglas en código Morse se realiza con
tres puntos que corresponden a la letra (S), tres rayas a la letra (O) y tres
puntos más (igualmente para la otra S) ( . . . – – – . . . )
Blinker transmitiendo un S.O.S.
En casos de emergencia los barcos suelen utilizar también el
“tifón” (silbato accionado por un chorro de vapor o de aire), que llevan
comúnmente fijado a su chimenea; gracias al fuerte y grave sonido que emiten
los tifones, se pueden utilizar para propagar los sonidos de mensajes de
auxilio en código Morse. Un sonido corto del tifón significa un punto, mientras
que uno más largo significa una raya.
Para transmitir las letras del código, cada punto y cada raya se separa haciendo breves pausas. La velocidad de transmisión de las palabras que forman el texto de los mensajes depende en gran medida de la habilidad y experiencia práctica que tenga el telegrafista o el radiotelegrafista, tanto a la hora de transmitir como de recibir los mensajes.
Independientemente de la velocidad y destreza que se pueda
llegar a adquirir empleando el código Morse, a la hora de transmitir un mensaje
el tiempo de demora de una raya debe superar en tres veces el de un punto.
Cada letra o número del código se compone de uno o más
puntos o rayas, o las combinaciones de ambos signos, separados entre sí por una
pausa de tiempo equivalente al de la transmisión de un punto. Además, entre la
transmisión de una letra y la siguiente, el tiempo de separación debe ser mayor
que el necesario para transmitir una raya o tres puntos. El tiempo de
separación entre una palabra y la otra debe ser equivalente al que se requiere
para transmitir seis puntos.
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