Claude Chappe
Nació en el seno de una familia acomodada, en Brûlon, el 25 de diciembre de 1763. Era nieto de un barón francés. Aunque comenzó una carrera religiosa, perdió su sinecura durante la Revolución francesa. Fue entonces cuando él, junto con sus cuatro hermanos, todos ellos desempleados, decidieron desarrollar un sistema práctico de estaciones telegráficas, una tarea tratada desde la antigüedad, aunque nunca antes realizada con éxito.
El joven Claude fue educado para el servicio religioso. Durante sus estudios en el colegio de La Flèche, se destacó en las disciplinas de ciencias. Hacia 1783 terminó su formación religiosa, pero su gran interés por la ciencia le llevó a entablar relación con un círculo de físicos de París y a realizar una serie de experimentos en el campo de la física y especialmente sobre el fenómeno de la electricidad
En 1795 se enviaron con éxito los primeros mensajes entre París y Lille. En 1794 se informó a París, por vía telegráfica, de la captura de Condé-sur-l'Escaut (hasta entonces en poder de los austríacos), menos de una hora después del acontecimiento. Rápidamente se construyeron otras líneas, incluida la París-Toulon. El sistema, copiado ampliamente en otros países europeos, fue usado por Napoleón para coordinar el imperio y el ejército.
En 1793 se le concede, en Francia, el primer título mundial de ingeniero telegrafista como reconocimiento a sus trabajos, poner en funcionamiento casi 5000 kilómetros de estaciones repetidoras de signos gráficos y darles el nombre de telégrafo.
En 1805, Claude se suicidó tirándose a un pozo en su hotel de París. Estaba sufriendo una depresión clínica en aquellos momentos, y por las demandas ante rivales que habían plagiado su modelo de telégrafo óptico militar.
En 1824 Ignace, su hermano, intentó aumentar el interés en el uso del telégrafo óptico empleándolo para la transmisión de mensajes comerciales a precios asequibles. Sin embargo la comunidad empresarial se resistió a esta propuesta.
En 1846 el gobierno francés se inclinó por un nuevo medio de comunicación, el telégrafo eléctrico. En aquel momento muchos intelectuales advirtieron de la debilidad del nuevo sistema, ya que un cable telegráfico podía sabotearse fácilmente cortándolo. Sin embargo, la facilidad para operar ese nuevo medio, el mayor alcance entre repetidoras y su confiabilidad terminó imponiéndolo frente a los sistemas de telegrafía óptica, y hacia 1840 la red telegráfica terrestre comenzó a extenderse rápidamente por Europa y los Estados Unidos.
El telégrafo óptico de Chappe tiene un papel relevante en la obra de Alejandro Dumas El conde de Montecristo, en la que el conde soborna a un operador descontento para que envíe un mensaje falso.
El 23 de enero de 1805 , Claude se suicidó tirándose a un
pozo en su hotel de París. En aquellos momentos atravesaba una depresión
causada por enfermedad, y por las demandas ante rivales que habían plagiado su
modelo de telégrafo óptico militar.
Stephen Gray
Nació en Canterbury, Inglaterra. Hijo de un teñidor de
tejidos, pudo obtener una buena educación al mismo tiempo que atendía el
negocio paterno. Llegó a estar en contacto con el astrónomo John Flamsteed y
realizó buenas observaciones astronómicas como su colaborador. En 1711 hizo la
solicitud de admisión como pensionado en la Charterhouse de Londres, una
combinación de monasterio y hogar de ancianos. Es allí que Gray hace sus
descubrimientos más importantes en fenómenos de conducción eléctrica. Sus
hallazgos le valieron dos Medallas Copley (en 1731 y 1732) de la Royal Society
de Londres, institución en la que fue admitido como miembro en 1732.
Los trabajos de Gray sirvieron de base para que Charles
François de Cisternay du Fay distinguiera en 1733 dos «formas» o «tipos de
electricidad» (hoy se dice dos formas distintas de carga eléctrica) en
concordancia con sus observaciones de electrización por frotamiento: la
«electricidad vítrea» que se produce al frotar vidrio y la «electricidad
resinosa», producida al frotar objetos de ese material. Dufay observó que dos
cuerpos que estaban cargados con el mismo «tipo de electricidad» se repelen,
mientras dos cuerpos que estaban electrizados con tipos distintos se atraían
entre sí.
Samuel Finley Breese Morse
Artista e inventor estadounidense que ideó el primer sistema
eficaz de telégrafo electromagnético (Charlestown, Massachusetts, 1791 - Nueva
York, 1872). Era hijo del clérigo protestante Jedidiah Morse, que fue uno de
los geógrafos más importantes de América en los años posteriores a la
independencia. Se graduó en la Universidad de Yale en 1810 y se orientó hacia
la pintura, estableciendo su estudio en Nueva York; su cuadro más conocido es
un retrato del marqués de La Fayette que pintó en 1825.
De regreso de un viaje a Europa en 1832, oyó hablar de la posibilidad de transmitir impulsos eléctricos a través de cables; desde entonces compaginó su interés por utilizar este medio para enviar mensajes inteligibles con su carrera artística y con una incursión ocasional en la política municipal neoyorquina (en defensa de sus ideas contra la inmigración, los católicos y la diversidad étnica).
Como profesor de Bellas Artes en la Universidad de Nueva
York entró en contacto con expertos en electromagnetismo, que le pusieron al
corriente del estado de la técnica. En 1837 consiguió un socio que le aportó
ayuda técnica y financiera para desarrollar un sistema de telégrafo con el que
transmitir mensajes en un código de puntos y rayas de su invención (el alfabeto
Morse). Su sistema sería pronto perfeccionado por el británico Charles
Wheatstone y, unas décadas más tarde, por Edison.
En 1843 consiguió la patente y el Congreso norteamericano
aprobó la construcción de una línea experimental entre Washington y Baltimore.
El éxito obtenido en la primera prueba de 1844 dio paso a la extensión del
telégrafo como medio de comunicación por todo el mundo, convirtiendo a su
creador en un personaje rico y famoso. Samuel Morse se dedicó el resto de su
vida a financiar obras culturales y benéficas, al tiempo que se defendía en las
polémicas sobre la paternidad del invento.
Heinrich Rudolf Hertz
(Hamburgo, 1857 - Bonn, 1894) Físico alemán que descubrió la
propagación de las ondas electromagnéticas en el espacio y estudió la
naturaleza y propiedades de las mismas, sentando las bases que llevarían a
Marconi a una invención destinada a revolucionar las comunicaciones: la radio.
Hijo de un senador, Heinrich Rudolf Hertz empezó los estudios de ingeniería, pero luego se inclinó por la física, que estudió en Munich y Berlín. En esta última ciudad se graduó en 1880 y fue auxiliar de Hermann von Helmholtz. En 1883 era profesor libre en Kiel, donde comenzó a interesarse por la teoría electromagnética de Maxwell. En 1885 marchó a Karlsruhe como profesor de física del Politécnico; permaneció allí hasta 1889, y durante aquellos cuatro años llevó a cabo las investigaciones que le valdrían la celebridad.
Algún tiempo antes, Helmholtz había llamado su atención respecto a un premio que, desde 1879, ofrecía la Academia de Ciencias de Berlín a quien hallase una confirmación experimental de la relación entre las acciones electromagnéticas y la polarización de un dieléctrico; se trataba de demostrar la existencia de las "ondas electromagnéticas", previstas y casi adivinadas ya desde el año 1870 por James Maxwell, por medio del cálculo matemático.
Heinrich Hertz no mostró interés en un principio hacia aquel
galardón, por cuanto creía imposible la demostración de cualquier analogía
entre tales acciones. Sin embargo, los tiempos eran ya bastante maduros para
permitir que hombres geniales pudieran dar validez experimental a una teoría
que había de constituir una de las bases de la unidad física, y en esos mismos
años Hendrik Lorentz, en Holanda, intentaba formular una teoría aplicable a tal
clase de fenómenos.
Pero en Karlsruhe, donde pudo contar con los instrumentos adecuados, Heinrich Hertz logró demostrar en 1887 la propagación de la acción electromagnética en el espacio. Para ello se sirvió únicamente de unos hilos metálicos encorvados en forma de anillo entre cuyos extremos se dejaba una interrupción de apenas una fracción de milímetro. Cuando una de estas anillas, adecuadamente orientada en el espacio y usada como estación receptora, era invadida por una oleada de ondas electromagnéticas, las variaciones del campo magnético conexas con el paso de aquellas ondas generaban en el pequeño anillo corrientes inducidas de altísima frecuencia, y entre los extremos del mismo anillo saltaban pequeñas chispas; tales chispas revelaban el paso de las ondas electromagnéticas.
Hertz divulgó los resultados en el artículo Oscilaciones eléctricas muy rápidas, publicado en los Wiedemann Annalen (1887). Continuando sus investigaciones experimentales en los dos años siguientes, Hertz consiguió medir la longitud de onda y la velocidad de propagación de las ondas electromagnéticas, y halló para su velocidad un valor muy aproximado al previsto por Maxwell (es decir, la velocidad de la luz: 300.000 kilómetros por segundo). Mostró que estas ondas son "transversales", como las de la luz, y descubrió asimismo que en las ondas electromagnéticas se daban también los fenómenos de reflexión, refracción y polarización.
Con todo ello la teoría electromagnética de Maxwell, formulada dieciséis años antes, encontró una confirmación experimental, y fue posible establecer la naturaleza electromagnética de la luz. Hertz hizo públicas estas investigaciones en una memoria científica y en una conferencia pronunciada en 1889 ante la sociedad alemana para el progreso de las ciencias naturales y de la medicina, en Heidelberg. En Bonn, adonde había sido llamado ese mismo año para suceder a Rudolf Clausius en la cátedra de física de la Universidad, Hertz prosiguió sus experiencias, y se ocupó de las descargas eléctricas en los gases.
El conjunto de los escritos de Heinrich Hertz se reunió en Gesammelte Werke (1894-1895), obra que consta de tres volúmenes: Schriften vermischten Inhalt, Untersuchung der elektrischen Kraft y Die Principien der Mechanik. Los Principios de la mecánica, en los cuales intentó dar una nueva forma a las leyes fundamentales de esta ciencia, fueron su última labor, por cuanto Hertz, tras una larga y dolorosa enfermedad, falleció cuando contaba sólo treinta y siete años.
Hacia la radio
Hay que señalar que los rudimentarios instrumentos que empleó Hertz en sus experimentos no son en absoluto comparables a las perfectas estaciones radioemisoras o receptoras de nuestros días. Pero ya en 1894, los trabajos de Hertz llamaron la atención de Guglielmo Marconi, un joven físico italiano de veinte años que comenzó a diseñar y construir, como en los experimentos de Hertz, emisores de ondas y dispositivos para detectarlas.
Marconi perfeccionó pacientemente sus instrumentos, y la
distancia de sus transmisiones fue aumentando sin cesar: al principio la medía
en centímetros, luego en metros y después en kilómetros, hasta que en 1901
envió una señal en código Morse desde Inglaterra hasta Terranova, hito que
marca el nacimiento efectivo de la radiotelegrafía sin hilos. La verdadera
expansión de la radio como medio de comunicación, sin embargo, vendría de manos
del químico Reginald Fessenden, ayudante de Edison. En lugar de pulsaciones de
Morse, Fessenden tuvo la idea de enviar una señal continua, modulándola según
las ondas sonoras, y haciendo con ello posible la transmisión de voz y música;
en diciembre de 1906 emitió su primer programa radiofónico.
Guillermo Marconi
(Bolonia, 1874 - Roma, 1937) Físico e inventor italiano a
quien se atribuye el invento de la radio o telegrafía sin hilos. Hijo de padre
italiano y madre irlandesa, cursó estudios en Liorna y más tarde en las
Universidades de Bolonia y Florencia, donde se aficionó a los experimentos con
las ondas electromagnéticas hertzianas, así llamadas en honor a Heinrich Hertz,
que había descubierto su propagación en el espacio en 1887. Hacia 1894 comenzó
a investigar la transmisión y recepción de ondas electromagnéticas en casa de
su padre en Bolonia, incrementando paulatinamente la distancia entre transmisor
y receptor desde los 30 centímetros hasta los centenares de metros.
En 1895 descubrió que, colocando un generador de chispas de Hertz en lo alto de una varilla, el alcance de la recepción se podía aumentar a varios kilómetros. Construyó un pequeño aparato, cuyo alcance era de 2,5 kilómetros, que constaba de un emisor, un generador de chispas de Hertz y un receptor basado en el efecto descubierto por el ingeniero francés Édouard Branly en 1890. Visto el escaso interés que su aparato despertó en las autoridades italianas, Marconi optó por marchar al Reino Unido. Recibió en Londres el apoyo del ingeniero jefe de Correos, y en julio de 1896, tras una serie de mejoras, patentó el invento, que causó cierto revuelo entre la comunidad científica de la época.
El descubrimiento de la radio no deja de estar envuelto en cierta controversia. El físico ruso Aleksandr Popov presentó ese mismo año, ante una audiencia considerable de científicos de la Universidad de San Petersburgo, un receptor de ondas de radio muy similar al de Marconi, que él utilizaba para registrar las tormentas eléctricas. La demostración se realizó días antes de que Marconi consiguiera la patente de su aparato, y por eso los rusos reclaman desde entonces la paternidad del invento. No obstante, parece probado que Marconi realizó la transmisión de señales inteligibles en días anteriores a la demostración de Popov, aunque no ante un auditorio de científicos.
Ese mismo año se asoció con su primo, el ingeniero Jameson Davis, y fundó la compañía Wireless Telegraph and Signal Company, Ltd., inicialmente destinada a dar a conocer el aparato y conseguir soporte económico con el que realizar pruebas y mejoras en su funcionamiento. Más tarde los objetivos de la compañía derivarían hacia la explotación comercial de la radio, y el nombre de la misma se transformó, alrededor de 1900, en Marconi's Wireless Telegraph Company, Ltd.
Marconi y Davis fueron incrementando paulatinamente el alcance de las emisiones montando los generadores de chispas sobre globos aerostáticos y realizando mejoras en el diseño de la antena, hasta que en 1899 lograron atravesar los dieciséis kilómetros que separan las islas británicas del continente. Un año más tarde una emisora montada sobre un barco de la marina británica logró contactar con una estación terrestre situada a 121 kilómetros.
El lanzamiento definitivo de este sistema de comunicación fue el equipamiento de dos barcos estadounidenses para que transmitieran los resultados de una regata a los periódicos de Nueva York, hecho que dio considerable publicidad a Marconi y que permitió la fundación de la filial American Marconi Company. El desarrollo de la sintonía supuso la posibilidad de realizar diversas comunicaciones utilizando diferentes frecuencias, y conllevó la famosa patente nº 7.777, que acabaría perdiendo en beneficio de Nikola Tesla, Oliver Joseph Lodge y J. Stone.
En 1901 realizó una comunicación entre San Juan de Terranova y Poldhu, en Cornualles, a través del Atlántico, lo que asombró de nuevo al mundo científico, pues era opinión generalizada entre los hombres de ciencia de mayor fuste que la transmisión de señales de radio no podría superar los 300 kilómetros de distancia debido a la curvatura de la tierra. Experimentos posteriores de Marconi mostraron que el alcance de la transmisión era mayor durante la noche que durante el día, lo que venía a demostrar que las ondas de radio se reflejaban en las capas altas de la atmósfera: la incidencia de la radiación solar ioniza estas capas, que absorben mejor las ondas de radio.
En 1909 fue galardonado con el premio Nobel de Física ex aequo con Karl Ferdinand Braun, este último por sus trabajos con el tubo rectificador de rayos catódicos. En 1910 logró un alcance de 6.000 millas marinas (más de 11.000 kilómetros) entre un buque y la costa. Un año más tarde, al ir a inaugurar una estación emisora en Coltano, sufrió un accidente automovilístico que le ocasionó la pérdida de un ojo.
El siguiente descubrimiento de Marconi fue el empleo de ondas de corta longitud de onda, que se reflejan mucho mejor en la ionosfera y que permiten reducir considerablemente la potencia emisora sin merma de alcance. El uso de ondas cortas permitió la comunicación de Inglaterra con las colonias, en particular con Sudáfrica, Australia e India. Con el fin de realizar todas las pruebas pertinentes hizo de su yate Elettra su laboratorio privado.
En 1914 fue elegido senador vitalicio en su país, y en 1919
fue nombrado delegado plenipotenciario de Italia en las conversaciones de paz
de París que siguieron a la Primera Guerra Mundial y en las que se sellaron los
acuerdos con Austria y Bulgaria. Fue nombrado marqués en 1929, y un año más
tarde presidente de la Real Academia de Italia. Falleció de un ataque cardiaco
tras realizar una visita al papa Pío XI; se declaró en el país luto nacional.
Entre los trabajos que publicó se encuentran La telegrafia senza fili (1903) y
La radiocomunicazione a fascio (1928), además de numerosos trabajos de
investigación publicados en las revistas científicas de la época, entre las que
destaca los prestigiosos Proceedings of the Royal Society.
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